AVALANCH ALL STAR BAND Sábado, 17-jun-2017. La Riviera, Madrid.
Hace varios meses que el guitarra asturiano Alberto Rionda anunciaba el regreso del proyecto que le abrió un hueco privilegiado en nuestra tradición metalera. Entonces no pasó inadvertido, ya que se proponía regrabar El Ángel Caído (2001), uno de los mejores discos de metal en castellano y que marcó un antes y un después en nuestro panorama musical. Un disco que la generación de aquella época tuvo la oportunidad de revivir de forma completamente renovada. Con la firme intención de enfocar su obra tal y como le hubiera gustado haberlo hecho en su día, Rionda cuenta ahora con multitud de mejoras técnicas (sin samplers añadidos), gira de presentación y nueva formación incluida, más estable y rebautizada “All Star Band”. El calendario de fechas de este nuevo Avalanch All Star Band dio el pistoletazo de salida con una triunfal actuación en el festival Viña Rock (en Villarrobledo) y Madrid era su segunda parada —sin contar aquella presentación previa a los medios y algunos fans en la Sala Silikona, meses atrás—, con el aliciente de ser grabada esta vez en CD y DVD en la mítica sala La Riviera.
Todo apuntaba a que sería una noche especial. El público era muy heterogéneo: había gente de todas las edades, desde fans de la formación clásica hasta las nuevas incorporaciones generadas por este revival. La apertura de puertas se adelantó a las 19:30 para evitar aglomeraciones en la interminable cola que rodeaba los aledaños. A la entrada, el respetable era recibido con distintas bandas sonoras de cine, entre las que se identificaba la imperiosa partitura de Hans Zimmer para Gladiator. Un escenario envuelto en luces azules, en cuya pantalla gigante se proyectaban imágenes de corte fantástico, advertía una chica situada al lado de la batería, caracterizada como aquel Ángel Caído (portada de Luis Royo) del que Rionda y los suyos nos narraron su historia en la obra maestra patria de 2001 y que, dieciséis años después, recuperan con una formación renovada y un componente visual muy marcado.
La Riviera gozaba de un lleno absoluto, rozando el sold out. Al principio había cierta libertad de movimiento pero una vez salieron los músicos al escenario (puntualísimos a las 20.30 h.) se formó una argamasa de fans donde era imposible moverse. El primero de todos en salir fue, como no podía ser de otro modo, Alberto Rionda. Su entrada fue toda una declaración de intenciones en su forma de trabajar: El Ángel Caído es suyo. Avalanch lo es y puede hacer con su obra lo que le plazca. Él es quien mira a los ojos al mismísimo demonio de la portada e interactúa con él o, en este caso, ella en la figura de una performance caracterizada como en la icónica cubierta.
Con la interpretación de "Santa Bárbara", que pone punto y final a la obra de estudio, aquí serviría para iniciar todo lo que vendría después ante el clamor del público y con él solo sobre el escenario. En Alquimia sería impensable iniciar un concierto así, pero aquí sí, con los presentes coreando como nadie cada punteo y cada nota. Se respiraba en el ambiente las ganas de recuperar y recibir nuevamente a Avalanch.
A continuación haría su aparición el elenco de músicos: Mike Terrana ocuparía su puesto en la imponente batería, seguido de Jorge Salán, José Paz, y Magnus Rosen, quienes enlazaron este "Santa Bárbara" con "Hacia la Luz", epílogo y prólogo de El Ángel Caído (2001) unidos de una manera soberbia. El sonido: perfecto. Cada instrumento se escuchaba con una claridad atronadora y no había hecho nada más que empezar, aunque a lo largo del concierto se darían puntuales problemas de ecualización. Israel Ramos hacía su entrada triunfal para acometer "Tierra de Nadie", tema powermetalero como ninguno que puso a prueba las gargantas del público. Se cumplía lo que muchos esperaban: las canciones del disco caerían uno tras otro en el riguroso orden de aparición del LP. Por ello, la siguiente sería "El Ángel Caído", el primer adelanto que hizo la nueva formación de este Avalanch All Star Band en forma de videoclip. Suena renovado, con un solo adicional de Salán y un Isra Ramos pletórico, pese a la falta de volumen en su micro. Un inicio apoteósico.
La ejecución de "Xana", sin embargo, fue algo más accidentada. Durante el comienzo hubo cierta descoordinación entre los músicos, pero nada que no pudiera resolver un solo del bajo de Rosen para salir al paso y reiniciar de la canción. Como si no hubiera pasado nada, uno de los temas más míticos de Avalanch (muy recurrido en los directos de Alquimia) fue cantado hasta la extenuación por un público muy consciente del momento histórico que estaba viviendo. Todo había quedado en un susto: "Xana" sonó como nunca.
A partir de este punto todo transcurriría con mucha previsibilidad. Tras el interludio instrumental "La Buena Nueva", vendría el clásico "Levántate y anda" y la añorada "Alma en Pena", muy esperada por el público por no haber formado parte de los directos de la formación clásica, mientras el fondo en las pantallas se tornaba en color rojo para caldear el el ambiente. "Corazón Negro" aumenta el ritmo y "Delirios de Grandeza" vuelve a recibir lo mejor de los coros del personal, así como "Antojo de un Dios", poniendo el punto emocional a la actuación. El otro gran interludio instrumental de la obra es "El Séptimo Día", que gozó del momento álgido por excelencia de toda la actuación: la interpretación íntegra de "Las Ruinas del Edén", con la inestimable colaboración y presencia de Leo Jiménez en el segundo de de sus Actos. Un tema de sobra conocido por todos, con grandes exigencias técnicas y que concluyó de forma inigualable, donde la voz de Leo sonó potentísima y demostró el porqué se metió a la audiencia en el bolsillo nada más salir a escena.
¿Qué decir del resto de músicos? Magnus Rosen desprendía una particular mezcla de extravagancia y caballerosidad, corriendo de un lado para otro y manteniendo esa eterna sonrisa que le caracteriza, por no hablar de su virtuosismo al bajo. Muy en su línea. Mike Terrana es para muchos el mejor batería de metal del mundo, sensación que se asentaba tras verle bombeando la sangre a una de nuestras bandas clave. En lo relativo a José Paz, conocido por haber formado parte de los desaparecidos San Telmo, su incursión en este proyecto es sin duda el paso que le faltaba para que se reconozca su gran figura a nivel musical. Ya más consagrado, Jorge Salán, era el complemento perfecto de Rionda: su versatilidad es un plus que se suma al virtuosismo powermetal del asturiano y que sus seguidores pueden reconocer en cada intervención reservada para uno de nuestros guitarristas más internacionales. En cuanto a Israel Ramos, tras su consagración en Alquimia y según vaya obteniendo más tablas como frontman en el escenario, será recordado como uno de los mejores cantantes de heavy metal nacional. Tiempo al tiempo.
Concluido el Acto I y como si de una ópera se tratase, la banda anunció un descanso de "unos cinco minutos" para preparar la siguiente parte del show. El Acto II vendría cargado de sorpresas que haría las delicias de quienes han seguido la trayectoria completa de Avalanch. Empezando con la rockera "Mil Motivos", de El Ladrón de Sueños (2010), interpretada junto a Rubén Kelsen y Alex García —de la banda madrileña Débler, una de las formaciones que más está dando que hablar últimamente— además de contar con la presencia a la batería de Gonzalo Molde, de Amadeüs (banda donde procedía Israel antes de entrar en Alquimia). La línea del concierto había cambiado completamente: se abandonaba la etapa power para hacer un repaso a la era pos Víctor García. Una gran oportunidad para los miembros de Débler. Sin embargo, ecualizar un grupo cuyos miembros rotan en cada tema supuso una dificultad añadida: se empezarían a detectar los primeros problemas con los volúmenes de los micros, quedando algo deslucida la voz de Rubén Kelsen (cantante que apunta maneras en nuestro panorama), aparte que las guitarras sonaron algo saturadas. Con "Pies de Barro", de Muerte y Vida (2007), junto a Richard de la Uz, de Amenti, ocurrió algo similar.
Repasando los clásicos, prosiguieron con "Papel Roto", de El Hijo Pródigo (2005), al que se incorporó la cantante Carmen "Xina", de Oker, quien aportó su particular registro, muy adecuado al estilo del mismo. Para la interpretación de "Pelayo", de Llanto de un héroe (1999), el All Star contó con la colaboración de Jorge Berceo y Víctor de Andrés (del grupo riojano Zenobia), en el que ambos músicos 'clavaron' sus respectivas funciones, dándole el toque épico que la historia de la canción se merece. Aquí, la voz de Berceo brilló especialmente. Gonzalo intercambió su rol a la batería con Jorge Martínez, de Escuela de Odio. La siguiente en sonar sería "La Llama Eterna", única referencia de la noche al primer disco de Avalanch y que fue interpretada junto a Juan Lozano, primer cantante de aquella formación y a quien se vió especialmente cómodo regresando a su antiguo rol. Un momento muy entrañable en el que la 'nueva' voz de Israel se mezclaba con la del tema original. A fin de cuentas, esa era parte de la filosofía de este Acto, reconocida por el mismo Rionda: "la perfecta simbiosis entre lo viejo y lo nuevo."
Sonaría entonces "Niño", la primera referencia a Los Poetas han muerto (2003), a la que se incorporan Edu Falaschi, de Almah, y Manuel Ramil, ex teclista de WarCry (de quien, por cierto, se ha anunciado recientemente su entrada en este Avalanch para sustituir en futuras fechas a José Paz). La sucedió la melódica "Alas de Cristal", de El Hijo Pródigo (2005), con Ángel San Juan, de Tierra Santa (donde al cantante y guitarrista se les escuchaba especialmente faltos de potencia). Terrana se reincorpora a la batería para la segunda alusión a Los Poetas han muerto (2003): "Lucero", a la que se unieron Carlitos, Zeta y Diego Palacios (guitarrista, cantante y flautista, respectivamente, de Mägo de Oz) y Dani Fuentes (violinista de Débler), siendo esta representación muy aclamada por el público y clave en la era Ramón Lage. Otro de los puntos álgidos estaba a punto de ocurrir y no era otro que la interpretación del clásico "Torquemada", pedido constantemente por el personal y para el que se incorporaron Niko del Hierro y Tete Novoa, de Saratoga. Alucinante es quedarse corto. Se recobró el carácter hímnico de la primera parte del show para recordar la etapa clave de Avalanch. Cabe destacar que, hasta ahora, había sido el único tema para el que Rosen había abandonado su función al bajo, lo que no impidió que fuera otro gran final de Acto.
Había anunciado un Acto III. Ideado por Rionda para que tuviera lugar de forma aislada tras los temas principales y fuera un final lo más especial posible, cierto es que tanta adrenalina previa hizo que se esperase algo más: el guitarrista se sentó con Israel para interpretar el clásico "Cambaral", en formato acústico, junto a José Carlos Molina (Ñu), quien realizó su particular aporte con su característica flauta, inédita en el tema original. Tras algunas interacciones con el público, Rionda presentó uno a uno a todos los músicos que participaron esa noche, justo antes de despedirse y abandonar el escenario. Hay que decir que el elenco en conjunto fue impresionante, aunque se esperaba una despedida más espectacular, con alguno de los temas cañeros de la banda ("Torquemada" podría haber cumplido esa función), o la interpretación conjunta de algún otro tema clave de la mítica banda, como "Por mi libertad", o incluso "Madre Tierra".
Sea como fuere, así concluyó el festejo de El Ángel Caído: 2 horas y 45 minutos que dejaron en el aire sensaciones de todo tipo. Todo depende del punto de vista desde el que se analice a Avalanch. Podría decirse que cumplió ampliamente con las expectativas de quien ha seguido la banda en todas y cada una de sus épocas, de lo contrario, se podría haber percibido como una actuación con demasiadas partes muy diferenciadas entre sí y con ritmo muy irregular entre ellas (en ocasiones había demasiados silencios entre los temas). No cabe duda de que el futuro DVD de esta actuación será espectacular, aunque tendrán que corregir ciertos detalles durante la edición del mismo que deslucen partes concretas de la actuación. Tecnicismos aparte, no hay duda de que ha sido el mejor homenaje posible que Alberto Rionda haya podido dar a su trabajo.
Para acabar, felicitar a la promotora Sun On Concert y agradecer a nuestros compañeros David Esquitino, Red Hard N' Heavy, medios y a todos los involucrados en llevar a cabo esta empresa, que supuso una logística extremadamente compleja, pero finalizada con un gran resultado y que hizo salir victoriosos tanto a los presentes como los músicos que se encontraban esa tarde-noche en La Riviera, todo un acontecimiento que se suma a la historia de nuestro metal.
Setlist Avalanch All Star Band:
Acto I
01. Santa Bárbara / 02. Hacia la Luz / 03. Tierra de Nadie / 04. El Ángel Caído / 05. Xana / 06. La Buena Nueva / 07. Levántate y anda / 08. Alma en Pena / 09. Corazón Negro / 10. Delirios de Grandeza / 11. Antojo de un Dios / 12. El Séptimo Día / 13. Las Ruinas del Edén (Actos I, II - con Leo Jiménez - y III)
Acto II
01. Mil Motivos (con Rubén Kelsen y Alex García, de Débler, y Gonzalo Moldes, de Amadeüs) / 02. Pies de Barro (con Richard de la Uz, de Amenti, y Gonzalo Moldes, de Amadeüs) / 03. Papel Roto (con Xina, de Oker) / 04. Pelayo (con Jorge Berceo y Víctor de Andrés, de Zenobia, y Jorge Martínez, de Escuela de Odio) / 05. La Llama Eterna (con Juan Lozano, ex Avalanch, y Jorge Martínez, de Escuela de odio) / 06. Niño (con Edu Falaschi, de Almah, y Manuel Ramil, ex WarCry) /07. Alas de Cristal (con Ángel San Juan, de Tierra Santa) / 08. Lucero (con Carlitos, Zeta y Diego Palacios, de Mägo de Oz, y Dani Fuentes, de Débler) / 09. Torquemada (con Niko del Hierro y Tete Novoa, de Saratoga)
Acto III
01. Cambaral (Acústico con José Carlos Molina, de Ñu) + despedida
Crónica y fotos: Javi García