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El valor de nuestra escena


Escena Rock: El valor de nuestra escena

Tras el éxito de aquel Rocktiembre, celebrado en la plaza de las Ventas en 2018 y el intento fallido de su continuidad al año siguiente, surge un nuevo festival con ánimo de permanencia que trata de poner en valor a los grupos de rock españoles de distintas generaciones, de la mano de promotoras como Planet Events y Live Nation, que acostumbran a gestionar eventos de gran envergadura y en grandes recintos. En esta ocasión teníamos a dos grandes clásicos como Ñu y Obús, con más de cuatro décadas a sus espaldas los primeros y casi los segundos, a WarCry, Dark Moor y Saurom, de generaciones posteriores, y a los consolidados Lèpoka que, aún siendo los más jóvenes, están celebrando su décimo aniversario.

 

Escena Rock Madrid Fest.

Sábado 15 de Febrero, 2020. IFEMA, Madrid.


Cuando Lèpoka comenzó su actuación, todavía estábamos en la cola de acceso al recinto, puesto que las puertas que deberían haberse abierto a las 16:00 horas, lo hacían con más de veinte minutos de retraso aunque, gracias a su fluidez, apenas nos perdimos nada de su actuación. Si la primera banda que abre un festival goza de una presencia multitudinaria de público, eso es un síntoma de la calidad de los participantes y de lo bien escogidos que están los grupos.


De los castellonenses ya no podemos decir que sean una banda emergente al tener tres álbumes editados, a punto de sacar el cuarto, habiendo cruzado el charco y pisado tierras mexicanas, contando con una buena trayectoria y una legión de fans que los apoya. Ataviados con sus trajes de monjes característicos y los dos gigantes inflables de los frailes alzando sus jarras de cerveza, Lèpoka salieron a darlo todo desde el principio con la trepidante “Goliardos” y la intensa “Beershekers”.


Foto: Gonzalo Tevar

No se olvidaron de la versión que aportaron al recopilatorio de Mägo de Oz “Vodka'n Roll”, la cual les viene que ni pintados y la cuadran, presentándonos después un adelanto del nuevo trabajo “Contra viento y marea”, que contó con la participación del youtuber El Pirata (La cocina del pirata), quien participó con ellos en su videoclip. De forma frenética concluyeron con “Chupito” y “Yo controlo”, poniendo a todo el pabellón a saltar y corear, dejándonos con ganas de más (como nos ocurrió con la mayoría de las bandas), pero ajustándose a los treinta y cinco minutos que les asignaron.


Setlist Lèpoka:

1. Goliardos

2. Beerserkers

3. Carta a María

4. Vodka’n Roll

5. Contra viento y marea

6. Chupito

7. Yo controlo


Turno después para los madrileños Dark Moor, una banda de culto casi por lo poco que se prodigan en directo y por ser más valorados fuera que en nuestro propio país. Muy curioso me resultó escuchar comentarios como “no los conocía” o “es la primera vez que los veo”, y eso para una banda que se encamina a su treinta aniversario no deja de ser paradójico. La formación que crease el guitarrista Enrik García en 1993, encontró su punto de estabilidad con la incorporación del magnífico vocalista Alfred Romero diez años después, y la del bajista Daniel Fernández (Holycide) al año siguiente. Posteriormente, con la suma del baterista Roberto Cappa, la banda ha conseguido facturar excelentes trabajos discográficos y muestran una gran solidez en directo.


Foto: Gonzalo Tevar

Para esta noche y debido a su limitado tiempo, centraron su actuación en su última obra ‘Origins’ (2018), de marcado acento folk y celta. Contaron con el apoyo del violinista Óscar Calvo, el gaitero y flautista Germán Ruiz, y el teclista Pablo Sancho, algo muy de agradecer, en lugar de recurrir a los cada vez más habituales sonidos disparados que enriquecieron de manera especial su puesta en escena. Abrieron con el que fue su primer single “Birth of the Sun” y la enérgica “The Spectre Dance”, dejando tiempo para una deliciosa balada como “And for Ever”, que brilló de manera especial, y sólo echamos en falta una pieza que nos encanta como la hardrockera “In the Middle of the Night”.


La canción de folk tradicional escocesa “Raggle Taggle Gypsy”, que popularizaron Waterboys en su álbum ‘Room to Roam’ en 1990, fue ejecutada de forma magistral antes de concluir con la indispensable “La canción del pirata”, única canción en castellano de su repertorio durante esta noche, que redondeó unos más que bien aprovechados treinta y cinco minutos de set.


Setlist Dark Moor:

1. Birth of the Sun

2. The Spectre Dance

3. Druidic Creed

4. And for Ever

5. Crossing Through Your Heart

6. Raggle Taggle Gypsy

7. La canción del pirata


Los cambios entre grupos se producían de forma bastante dinámica con apenas veinte minutos de espera. Cuando empezó a sonar la música de “Anvil of Crom”, banda sonora que compusiera Basil Poledouris para la película Conan, el bárbaro, sabíamos que era el turno de Leo Jiménez. Él ha sido uno de los músicos que ha liderado la transición de los grupos de los ochenta y que ha servido de puente para las nuevas bandas que han surgido posteriormente.


El de Fuenlabrada sabía que no iba a disponer de demasiado tiempo, así que no se anduvo con florituras y desde el comienzo, con esa crítica a las redes sociales que es “La era de la individualidad”, fue a saco. Algunos problemas con el sonido no nos permitieron escucharlo de forma adecuada hasta el final del siguiente tema, “Con razón o sin razón”. Tuvo gran incidencia en su repertorio, como no podía ser de otra manera, su último trabajo ‘Mesías’ (2019), del que sonó el título homónimo con la participación de Korpa (de los toledanos Fuck Division) y sus voces guturales, además del inicial, y también “La ira”.


Foto: Gonzalo Tevar

La banda que le acompañaba —que es prácticamente la misma desde sus inicios como 'Leo'— sonó perfectamente empastada e impecablemente rodada. Las guitarras de Antonio Pino y Rufo Cantero, a las que se sumaba la de Leo en algunas canciones, estaban complementadas por la base rítmica del bajista Edu Fernández y del baterista Carlos Expóxito, sonando como un tiro. “A volar” fue el único recuerdo a su etapa como 037, aunque sin endulzarla como la versión en acústico que existe (ya que aquí no se podía bajar el pistón y al público no había que dejarle que desconectara), consiguiendo tenerlos enchufados durante los cuarenta minutos que dispusieron.


Leo quiso homenajear la década de los ochenta y a las bandas que pusieron los cimientos del heavy metal nacional. Se mostró muy agradecido a Saratoga y a la época que pasó en ella, rescatando dos auténticos himnos como “Vientos de guerra” y “Maldito corazón”, descolgándose la guitarra y asumiendo su rol de frontman con el que se ha ganado el respeto de todos durante muchos años.


Setlist Leo Jiménez:

1. La era de la individualidad

2. Con razón o sin razón

3. Misantropía

4. Desde niño

5. La ira

6. Mesías

7. Volar

8. Vientos de guerra

9. Maldito corazón


Los juglares del metal no faltaron a su cita con la diversión y es que su propuesta lúdico musical —aunque en esta ocasión con menos parafernalia escénica por cuestiones de tiempo— es un caballo ganador en todos los festivales. Lejos quedan aquellos tiempos de actuaciones en salas con menos de cien personas, ahora son un grupo que se ha ganado el aplomo de unos seguidores que van creciendo con cada disco y que, dentro de poco, les auparán a celebrar las bodas de plata de Saurom.


Con sesenta minutos por delante era imposible que no echáramos en falta algunas canciones, pero las que entraron nos gustaron mucho. Desde las de su etapa inicial como Saurom Landerth, con la que abría “La posada del Poney Pisador”, la magnífica “El saltimbanqui” o la imprescindible “Fiesta”, que siempre es un subidón en la parte final. Narci, “Joselillo”, Raúl, Migue, Santi y Antonio llevan ya juntos desde 2005 y ese espíritu de equipo, con el que viven los conciertos de forma plena e intensa, se transmite y te llega. Además pueden presumir de un repertorio con un número considerable de grandes éxitos que sus seguidores cantan de principio a fin. No queremos olvidarnos de la participación del séptimo miembro Paco Garrido, colaborador habitual en otros bolos, y que se encargó del whistle, el violín y el acordeón.


Foto: Gonzalo Tevar

Canciones como “Músico de calle”, “La batalla de los cueros de vino”, la épica “Dracum nocte” o “Noche de Halloween” —que contó con dos zancudas que animaban a un público que no lo necesitaba, porque estaba excitadísimo— pusieron a botar el pabellón número 1 de IFEMA. En “Círculo juglar”, Migue animó a todos los seguidores a formar el círculo típico, en el que se introdujo una de las zancudas para atraer a todos contra ella, sin dejar de bromear en ningún instante.


Saurom optimizó al máximo su hora disponible y fue el grupo que mejor aprovechó las pantallas, proyectando imágenes alusivas a cada canción que, junto al espectáculo que siempre dan, es de agradecer. “La taberna” fue el perfecto epílogo a tanto viaje por las tierras medias, batallas, carnavales y diablos, con las zancudas reconvertidas en malabaristas y el público dándoles perfecta réplica con los coros. Deseando estamos de escuchar lo nuevo que tendremos ante nosotros en un par de meses.


Setlist Saurom:

1. La posada del Poney Pisador

2. La leyenda de Gambrinus

3. Músico de calle

4. El saltimbanqui

5. Noche de Halloween

6. La batalla de los cueros de vino

7. ¡Vive!

8. El carnaval del diablo

9. Dracum nocte

10. Círculo juglar

11. Fiesta

12. La taberna


Llegó el momento para la formación más veterana del evento como era Ñu, con cuarenta y cinco años de historia y liderada por su creador José Carlos Molina, luciendo chaleco y levita granate, demostrando estar en un gran estado físico y vocal. Fue una actuación para enmarcar, un “Grandes éxitos de Ñu” de casi todas las épocas, resumido en una hora y donde no hubo apenas descanso, con un sonido impecable y demostrando clase y elegancia a raudales. En este punto debo hacer un inciso, porque si bien es cierto que la estructura del recinto al ser metálica y con los techos no muy altos, propiciaba algunos rebotes y ecos con la acústica, el sonido variaba según la posición en la que te encontraras. Desde mi puesto, pegado a la valla de contención del escenario, pude escuchar con nitidez cada instrumento y la voz de Molina, que además se encontró muy a gusto durante toda la noche.


El que Saurom saliera antes nos sirve para recordar una de las conexiones que los gaditanos tienen con la legendaria banda, participando en el disco que se hizo de ‘Homenaje a Ñu’ en 2001 con su versión de “El flautista”. Tanto para los incondicionales de Ñu, como para los recién llegados (se veía enseguida quiénes cantaban las letras y quiénes sólo movían cabeza) el repertorio fue muy celebrado. Desde la solemne intro que nos anunciaba “Viejos himnos para nuevos guerreros”, pasando por auténticos himnos como “No hay ningún loco” o “La granja del loco”, el público estaba volcado con la banda.


Molina dio protagonismo en algunas partes del concierto a sus dos guitarristas, el admirable Manolo Arias y el distinguido Luis Calzada, como también lo tuvieron el entusiasta Vesko Kountchev, con la viola, o el elegante Juanmi Rodríguez con los teclados. La base rítmica con el bajista César Sánchez y el baterista Óscar Pérez, nos mostraron sus grandes fundamentos y la solidez necesaria para engarzar todo el combo.


Foto: Gonzalo Tevar

No se entendería la historia del rock en nuestro país sin analizar una agrupación por la que han pasado ilustres y reconocidos músicos que, a día de hoy, superan la cifra de sesenta. Al final del concierto y hablando con uno de sus miembros, le comenté que esta formación llevan casi cuatro años juntos y eso se nota, inmediatamente fue a buscar madera para tocarla.


Siempre es una delicia escuchar los cortes de sus primeros discos, como las dos joyas que se encuentran en su ópera prima ‘Cuentos de ayer y de hoy’ (1978), la inmensa “Preparan” y la descriptiva “Algunos músicos fueron nosotros”, con lucimiento de Vesko y Molina utilizando la armónica, que le dio algunos problemas de acople. Para la entrañable y evocadora de tiempos pretéritos “Tocaba correr”, Molina se enfundó la guitarra acústica y puso un poco de pausa al ritmo de la actuación. Y le tocó correr realmente cuando entró apurado desde detrás del escenario para acometer otra de las imprescindibles de Ñu, como “Sé quién”.


Tras “Manicomio” y el solo de flauta de Molina, nos encaminábamos a la parte final con auténticos emblemas imperecederos como “El Tren”, con una elaborada intro y entrelazando con “El flautista”, que fueron los momentos álgidos del concierto. A modo de bis llegó una de las más potentes y enérgicas de su carrera, como “Más duro que nunca”, que fue el punto y final, aunque por la premura de la organización nos quedamos sin “Ella” y sin “Imperio de paletos”. Ñu está más vivo que nunca, con bastantes fechas confirmadas por todo el territorio nacional y con buenas nuevas por anunciar.


Setlist Ñu:

1. Viejos Himnos para nuevos guerreros

2. No hay ningún loco

3. La granja del loco

4. Preparan

5. Algunos músicos fueron nosotros

6. Tocaba correr

7. Sé quien

8. Manicomio

9. El tren

10. El flautista

11. Más duro que nunca


El anuncio de que WarCry iba a tomarse un descanso indefinido, hizo que llegaran muchos seguidores de distintas partes del mapa e incluso de fuera de España, y eso se notó al ser el grupo que mayor poder de convocatoria congregó y del que más intensamente se vivió su actuación, por un público mayoritariamente joven. Su despliegue fue el más generoso en cuanto a fuego y pirotecnia, impidiendo a los fotógrafos entrar en los primeros temas, como suele ser habitual, y emplazándolos para más adelante cuando no se hicieran uso de todos los efectos citados.


Foto: Gonzalo Tevar

Comenzaron de la forma más enérgica posible con “Luz del norte”, de su primer disco homónimo (que pronto cumplirá dos décadas) y con un público entregadísimo, cantando con entusiasmo y devoción. Hicieron un buen repaso a su carrera en las casi dos horas de actuación, interpretando canciones de todos sus discos en estudio, que son nueve (salvo de ‘La quinta esencia’), y dando más protagonismo al primero, del que cayeron otros tres más como “Hoy gano yo”, “Señor” y “Trono del metal”. Respecto a sus componentes, podemos decir que si bien Víctor García no tiene los registros de sus inicios, a punto de llegar a medio siglo de vida, estuvo a un gran nivel, muy comunicativo, cercano y no paró de moverse por todo el escenario. Al resto de la banda se les vio disfrutar de su actuación, con miradas cómplices e interactuando con guiños y gestos hacia sus seguidores, a la vez que muy enchufados.


Cuando Víctor nos comunicó que iban a tocar una canción rara, no podíamos imaginarnos que fuera “Aquí estaré” de Avalanch, de su disco ‘Llanto de un héroe’ (1999), algo que nos pareció una excelente decisión y que, quizás, sea un indicio de algo que está por llegar. “El amor de una madre” puso un poco de calma ante la acometida final, con la artillería pesada como son “Así soy yo”, “Tú mismo”, “El guardián de Troya” y el broche de oro con “Hoy gano yo”. La foto final con la banda abrazada ante el aplauso de toda la audiencia, quedará para el recuerdo como el último testimonio visual hasta que la formación decida volver a la actividad.


Setlist WarCry:

1. Luz del norte

2. Contra el viento

3. Rebelde

4. Alma de conquistador

5. Nuevo mundo

6. Quiero oírte

7. Cielo e infierno

8. Ardo por dentro

9. Coraje

10. Aire

11. Devorando el corazón

12. Huelo el miedo

13. Aquí estaré

14. Cobarde

15. Señor

16. El amor de una madre

17. Así soy

18. Tú mismo

19. Trono de metal

20. El guardián de Troya

21. Hoy gano yo


Tras la actuación de WarCry, una parte importante de asistentes abandonaban el recinto, pero los que quedaban iban a disfrutar con el concierto de Obús, pues el amigo Fortu Sánchez ya está acostumbrado a cerrar algunos festivales y a picar al público con la pregunta de “¿Estáis cansados?”. Era, además, la primera vez que íbamos a escuchar en directo cortes de su flamante nuevo disco ‘Con un par!!!’ (2019), aunque debido al tiempo disponible no pasaron de tres.


Después de una pequeño intro, fueron apareciendo el baterista Carlos Mirat, el bajista Luisma Hernández, el guitarrista Paco Laguna y, en último lugar, Fortu. Muchos clásicos como “Necesito más”, “El que más”, “Te visitará la muerte”, o “Autopista”, antes de escuchar uno de los nuevos títulos como “Whisky con hielo” que, al igual que el resto, se integraron muy bien en el set con los más conocidos. Obús iba a poner el punto más gamberro y canalla del festival, así en “Que te jodan” una enorme peineta aparecía proyectada en las pantallas, mientras Fortu desafiaba al público y les incitaba a participar.


Foto: Gonzalo Tevar

Tras el lúdico y festivo “Juego sucio”, que nunca puede faltar en su repertorio, se lanzan con la adictiva “No me lo digas más”, una de las más recientes que tiene alma de clásico y se abrillanta en directo. “Dinero, dinero” fue otra de las más aclamadas, con un estribillo que engancha al público y que te hacía seguir enchufado a pesar de lo avanzado de la noche. La irreverente y explícita “La mosca”, sirvió para que Fortu descargara toda su ira sobre algunos de los personajes tóxicos que pueblan nuestra geografía.


El emblemático “Va a estallar el obús”, de aquel lejano ‘Prepárate’ (1981) —que en 2021 cumplirá cuarenta años, ¡casi nada!— y que sigue funcionando muy bien en sus conciertos, sirvió para que Fortu fuera presentando a sus compañeros. Primero al último en llegar, Luisma Hernández, dejándonos un pequeño escarceo con el bajo, y luego a Carlos Mirat, marcándose uno de sus delirantes solos, esta vez percutiendo sus baquetas contra una de las vallas que subió al escenario y por la que fue trepando hasta casi perder el equilibrio. Paco Laguna mereció un capítulo aparte, por llevar al pie del cañón desde el inicio y mantener su solidez y clase vigente. A pesar de que Fortu estaba enchufadísimo, ya le avisaban de que tenía que ir acabando, así que no había tiempo para más y la oda al alcohol “Vamos muy bien” puso el broche final a su actuación y al festival.


Setlist Obús:

1. Necesito más

2. El que más

3. Te visitará la muerte

4. Que te jodan

5. Autopista

6. Whisky con hielo

7. Juego sucio

8. No me lo digas más

9. Dinero, dinero

10. La mosca

11. Va a estallar el Obús

12. Vamos muy bien


Casi diez horas de actuaciones habían pasado desde las cuatro y veinticinco de la tarde en el comienzo con Lèpoka, hasta las dos de la madrugada con el cierre de Obús, y los que aguantaron hasta el final salieron muy satisfechos con lo que allí habían presenciado. Lógicamente, quedan algunos aspectos por mejorar en cuanto a los accesos, la restauración, o áreas de descanso, pero al ser la primera edición de un festival en el que se ha configurado un cartel muy atractivo, por un precio muy razonable y con una buena respuesta del público, esperamos que el año que viene pueda celebrarse una nueva edición, puesto que la fecha también es muy propicia.


Fotos: Gonzalo Tevar. Edición: Julio Gómez.

Web oficial: escenarockfest.es

Álbum de fotos completo: [También puedes verlo y descargarlas aquí]


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