Nocturnia: La Tempestad

Los toledanos nos ofrecen su sexta entrega discográfica con la que abren una nueva etapa. Sin abandonar el sonido que les ha llevado por los senderos del power metal melódico, han abierto un poco más su abanico, adaptándolo a las nuevas tendencias imperantes y con un acabado final espectacular.

Dieciocho años después de su nacimiento —quince desde su ópera prima ‘En busca del tiempo’ (2013)—, Nocturnia presenta algunos cambios en su formación, pues aunque el disco lo grabaran sus dos guitarristas fundadores Salvador González y Roberto Moreno, los miembros que los sustituyen en la actualidad son hachas experimentados y con currículum de sobra, como Javier Villanueva (Easy Rider, ex Neomenia, ex Gatos Chinos) y Manu García de Acilu (José Andrea y Uróboros, Death & Legacy, Klanghör, Sin Control, ex Phantasy). La formación se completa con el vocalista Alberto Symon, el bajista César Arroyo, el teclista José Gómez-Sellés y el batería José María Roldán.

‘La Tempestad’ (2019, CD Music) ha sido grabado en los estudios Sanctuarium de Asturias, y ha contado con la producción de Alberto Rionda (Avalanch), que se ha encargado de la grabación, mezcla y masterización, consiguiendo un excelente resultado y dotando a las canciones de un sonido que las engrandece.

“Cenizas” es un claro ejemplo de la evolución de la banda, desde los teclados y sonidos electrónicos del inicio hasta los coros, donde entran los guturales, pero sin restar protagonismo a las voces limpias, contando aquí con la participación de Alberto Rionda a la guitarra.

Dentro del gran nivel de todos los músicos, hay que destacar la labor de su vocalista, Alberto Symon, que ha conseguido asentarse en su segundo disco con Nocturnia e imprimir su estilo y personalidad cantando a un gran nivel.

Un corte como “Héroes de bronce” está dotado de un gran sinfonismo y cuenta con mayor presencia de los guturales, como también ocurre en “Leviatán”, donde los toques electrónicos y su estribillo juegan un papel destacado.

“Ahora que no estás” se postula como la gran balada del disco, con un gran trabajo a los teclados y sirviendo como elemento de transición y de sosiego ante lo que está por llegar, evitando caer en cierta monotonía (que no encontramos en ningún momento), debido a la riqueza de las líricas y de las estructuras compositivas.

Si tuviera que quedarme con dos canciones, una sería la magnífica “Hijos de la derrota”, que tiene todos los ingredientes para ser un gran clásico y donde la letra, las melodías y los riffs de guitarra, la otorgan un empaque especial. La otra sería “Negro sentimiento”, por tener aires de etapas anteriores, pero llevada al terreno actual, y con un estribillo de los que te apetece cantar y que no te lo quitas de encima.

Cualquiera de sus temas podría ser un single, lo que resulta significativo y clarificador de la excelencia de sus canciones, que ganan matices con cada escucha. Existe un gran equilibrio en sus composiciones que les ha permitido mezclar la fuerza del power metal con toques melodeath, la electrónica más vanguardista del metal actual, y los estribillos más coreables de épocas pretéritas, que les darán mucho juego en directo.

Esperemos que, con este brillante trabajo, Nocturnia sea capaz de abrirse un mayor hueco en esta menospreciada y nunca valorada escena del metal nacional, dando un paso adelante y en firme porque por trabajo, tenacidad y calidad, se lo merecen. No hay excusas para que no tenga un sitio en muchos de los festivales que se celebrarán en los próximos meses.

Valoración: 5/5