En la localidad toledana de Yuncos, la sala The Bourbon Live colgó el cartel de lleno y los nostálgicos de las “Jam Session” pudimos disfrutar del buen hacer de la banda-tributo Manhattan Rock Band.
Sábado 16 de noviembre, 2019. The Bourbon Live, Toledo.
Junto con algunos artistas invitados, los miembros de la Manhattan hicieron vibrar a un público ya de por sí entregado, dando fe tanto de la buena salud del Rock Nacional, como de la buena armonía que existe entre los miembros de las diferentes formaciones, dejando muy claro que mucha y buena música con muchos y buenos músicos, son la combinación perfecta para hacer grande al rock.
En palabras de Miguel Ángel Leal, uno de los ocho componentes de Manhattan Rock Band, la formación nació en Mocejón (Toledo) con la vocación de formar una banda de músicos profesionales reconocidos en el panorama rockero español, para ofrecer un gran show audiovisual con un repertorio de grandes éxitos del hard rock, tanto nacional como internacional. Dicha descripción se ajusta perfectamente a lo que pudimos presenciar en directo de la mano de tres frontman con garra y carisma, como son Manuel Escudero, Mer y Tete Novoa, junto a los potentes Miguel Leal y Yeray López a la guitarra, el coraje de Carlos Llorena al bajo, unos teclados manejados prodigiosamente por Marcos Jiménez y las brutales baquetas de Cristian Molina.
Interpretaron himnos universales y personales en una sala que garantizó sobradamente tanto el buen sonido, como una iluminación que ayudaron a imprimir fuerza a las actuaciones ante un público que acorralaba —literalmente— el escenario sobre el que todos ellos se dejaron la piel. Amén de sus amigos e invitados, que no solo estuvieron a la altura sino que pusieron el alma, superando con creces todas las expectativas en técnica y calidad.
El espectáculo arrancó con el veterano vocalista cordobés Manuel Escudero y una interpretación magistral del “Burn” de los Purple, en una complicidad inigualable con sus compañeros de tablas. Para los escépticos, que después de este excepcional arranque siguieran pensando que el inglés no es lo nuestro, Escudero se los metió en el bolsillo con una versión del “I Surrender”, que el público coreó como si fuese propia.
Si la responsabilidad de iniciar un concierto de estas características recayó en Manuel Escudero, la tarea no menos difícil de coger el relevo la asumió con brillantez una Mer cargada de potencia y fuerza. La vocalista rompió con la barrera del sonido en una interpretación rotunda de “Runaway”, provocando que la mismísima Azucena la admirase desde las alturas, cuando entregó su corazón y nervio para hacer temblar la sala, recordándonos que “No hay piedad para los condenados”.
El show debía continuar y de ello se encargó con una explosión de energía en escena Tete Novoa. El de Saratoga se marcó una versión de este clásico de Queen junto al invitado Luis Cruz, que derritió con buen gusto su inseparable guitarra y nos dejó su magia de elegantes y virtuosos riffs.
A continuación, un exultante Novoa hacía saltar literalmente al público en los primeros acordes de “We rock”, acompañado en esta ocasión por su inseparable compañero Nico del Hierro, además de la potente versión, sin titubeos, de “Maldito sea tu nombre”, que se marcó en solitario y los mismísimos Ángeles del Infierno hubieran querido interpretar junto a él. De su mano llegó precisamente el momento más especial de la noche, cuando desgranó el tema “A tu luz”, con el que rindió su particular y emotivo homenaje al fallecido Roberto Sánchez "Robertini", gran amigo de Novoa y guitarrista en Shaigon, su primera banda, provocando el silencio de los presentes en un cálido, cariñoso y respetuoso recuerdo.
Los invitados se fueron sucediendo en escena dando calor a los Manhattan y llegó el turno de Miguel Oñate. Nos deleitó con “La paz es verde”, cuya letra ha soportado y superado el paso del tiempo tan bien como su intérprete, de intachable trayectoria musical y que sigue siendo una religión sobre las tablas —al igual que lo era con Asfalto—, demostrándonos que la música de calidad no envejece nunca.
Uno de los momentos álgidos de la noche lo protagonizó el incombustible José Carlos Molina. El líder de Ñu hizo gala de estar en plena forma con “Más duro que nunca”, sobre la que nos quedará la duda de si es una oda al alter ego del cantante. En cualquier caso, la interpretó sin su carismática flauta travesera y contando con el apoyo impagable de la contundente base rítmica, tanto del bajo de Llorena, como de la batería a cargo de su hijo Cristian.
Grandes clásicos siguieron acariciando nuestros receptivos oídos, como “Fool For Your Loving”, “Don’t stop believing”, o “Have you ever seen the rain”, que convirtieron al público en inconformista ante la cercana despedida, brazos en alto, en un final a la altura de lo vivido durante dos horas. Los mejores deseos se habían cumplido cuando todos los participantes en el evento subieron al escenario —como si se tratase de un dragón de varias cabezas— e interpretaron al unísono “The Final Countdown” que, entre abrazos, puso el broche final a un concierto cargado de buenas sensaciones.
Colaboración entre músicos, complicidad entre amigos, sonido potente, repertorio exquisito y calidad de lujo la de todos los músicos, que no escatimaron en virtuosismo para ofrecernos una noche de rock inolvidable.
SETLIST:
Burn
I Surrender
The Spirit Inside
Runaway
Rolling In The Deep
Holding Out For a Heroe
Anytime, Anywhere
We Rock
Show Must Go On
Todo tiene su fin
La paz es verde
Mas duro que nunca
Fool for Your Loving
Bosques de hojas muertas
Torquemada
No hay piedad para los condenados
Iron Hand
Don't stop believing
Separate ways
A tu luz
Have you ever seen the rain
Abre fuego
Maldito sea tu nombre
The final countdown
Texto: Montserrat Calvo.
Fotos: Miguel Ángel Príncipe.
Álbum completo (dale al play):
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