Saratoga Sábado, 4-feb-2017. Sala BUT, Madrid.
Con Morir en el bien, vivir en el mal (2016), Saratoga regresaba por la puerta grande con un trabajo redondo, con el que se llevaron más de un reconocimiento y dejaron a los fans más que satisfechos. De hecho, en Madrid aún no habíamos escuchado en directo los temas del nuevo disco y al fin tuvimos la oportunidad de comprobar si estaban a la altura de la calidad del estudio. La cita era en la sala But, en los aledaños del céntrico barrio de Malasaña.
Se echó en falta, quizá, algún telonero pues se hizo un tanto larga la espera —hasta pasadas las nueve de la noche, más de una hora después de la apertura— para disfrutar de la música de una de las bandas más consolidadas de nuestro país. Poco a poco fueron saltando al escenario los componentes que fueron recibidos con una calurosa bienvenida, Dani Pérez, Jero Ramiro, Niko del Hierro y, por último, Tete Novoa. El concierto arrancó con “Perseguido” y una explosión de serpentinas desde de los laterales que inundaron la sala. Tete se mostró seguro desde el principio, animando al público con los puños en alto y demostrando las cualidades que posee. Golpearon de nuevo con otra de sus últimas composiciones, en este caso la elegida fue “Volverá”. Disfrutamos de un duelo entre los guitarristas y la voz de Tete Novoa, que dio paso a “Maldito Corazón”, de su trabajo El Clan de la Lucha (2004). En este momento la banda seguía a tope en cada estrofa y con los asistentes coreando el estribillo sin perder un detalle.
Se sucedían las canciones en un concierto en el que el público no cedió un instante y en el que “Tras las Rejas”, del Agotarás (2002), o la siempre bien recibida “No sufriré jamás por ti” hicieron que el ambiente estuviera cargado de una actitud entregada. Tal era la comunión que había en el ambiente, que Tete Novoa se aventuró a coger el teléfono de un fan que le estaba grabando para seguir haciéndolo desde el escenario. Entre canción y canción, Tete ejerció de comunicador con el público a través de discursos y pequeños juegos de voz con los asistentes. Esta premisa se interrumpió antes de “Morir en el bien, vivir en el mal”, en la que Niko del Hierro recordó a su padre (recientemente fallecido) para dedicarle el tema, arrancando con un solo de bajo excepcional.
Hacia el ecuador llegó “Vientos de Guerra”, de su disco homónimo del año 99, con el que la gente enloqueció antes de que la banda se retirase del escenario para dejar al frente a su batería, Dani Pérez, en un espectacular solo que duró alrededor de cinco minutos. Dani demostró fuerza, habilidad y una velocidad increíble en ciertos instantes de lo que fue, sin duda, su momento de gloria. El público acabó ovacionando al batería y, tras esto, apareció Tete con un cambio de look, diferente ropa y el pelo mojado para seguir con la juerga de “Heavy Metal”. Era turno para “A morir”, donde el vocalista se volvió loco y empezó a mojar a los que se encontraban en las primeras filas, a quienes contagiaba la euforia que desprendía el portentoso frontman.
Guitarra acústica al escenario, para Jero, y un taburete en el que se sentó Tete para dar pie a una sorpresa: “El ciprés solitario”, una canción del nuevo álbum que fue bien recibida por parte del público pero en la que, tal vez, hubo más silencio de lo que cabía esperar. Justo cuando terminaban los últimos acordes de la canción, Jero irrumpió con la acústica nuevamente para que llegara uno de los más esperados por prácticamente todo el mundo. Empezó a sonar “Si Amaneciera”, con diferentes cambios de luces para dar un ambiente melancólico ante el momento más emotivo del show, antes de tomar la recta final.
Con el personal notablemente emocionado tras el clásico, Tete realizó un discurso que giró en torno a la violencia machista y que, como es lógico, el vocalista condenó en todo momento. Sus palabras enlazaron con el inicio de “El Vals de la Rosa Herida”, siempre con la banda entregadísima en cada selección de su repertorio. “Luchar o morir”, otro corte del último álbum, sirvió de antesala para que el grupo se retirase del escenario para, como ya se intuía, volver después de hacerse de rogar y escuchar la petición del público.
“No pidas perdón” fue el tema que volvió a levantar pasiones en la sala. Tete Novoa desarrolló otro discurso melancólico incidiendo en la idea de que "las personas que marchan nunca nos abandonan porque, de algún modo, se quedan a nuestro lado". Empezó entonces a sonar “Como el viento” y la conexión entre la banda y el público fue excelente, coreando el estribillo con una fuerza y una pasión a la que Tete hizo alusión al acabar la canción. Llegó el último tema de la noche, no podía ser otro que el mítico “Perro Traidor”, de Mi ciudad (1997). Fue el gran punto final para una sala enloquecida y una banda que permaneció en todo momento compenetrada y demostrando una por una las cualidades que justifican por qué son uno de los grupos más completos de la historia de nuestro metal.
Al finalizar el concierto, sonaba de fondo el “Fear Of The Dark”, de Iron Maiden, mientras Tete Novoa realizaba un Stage diving entre el público que permanecía inmóvil felicitando la actuación de los madrileños. Definitivamente, el grupo se retiró entre aplausos y vítores. Un estupendo concierto de principio a fin con una banda muy entregada y unos fans que disfrutaron el ansiado regreso de Saratoga, a quienes todavía les aguardaba una gira americana y un sinfín de fechas veraniegas pisando varios festivales por nuestra geografía, como ya anunciaron en nuestra entrevista previa (que puedes leer aquí).
Setlist:
01. Perseguido / 02. Volverá / 03. Tras las rejas / 04. Maldito corazón / 05. Ángel de barro / 06. No sufriré jamás por ti / 07. Mi venganza / 08. Morir en el bien, vivir en el mal / 09. Vientos de guerra / 10. Dinámica (solo de batería) / 11. Heavy Metal / 12. A morir / 13. El ciprés solitario / 14. Si amaneciera / 15. El vals de la rosa herida / 16. Luchar o morir / 17. Resurrección / BIS / 18. No pidas perdón / 19. Como el viento / 20. Perro traidor.
Texto: María Magaña
Fotos: Nerea Martínez
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