Nos encontramos en El Pez Eléctrico, en pleno centro de Madrid, para asistir a la presentación de “II”, el nuevo álbum de Mathilda.
En palabras de José Luis Martín Serrano: “Cuando José Manuel Fdez. -de The Fish Factory- me presentó el primer tema en adelante, me pareció una obra que, de haber sido una banda americana o de fuera, se pincharía constantemente en la radio y tv. Desgraciadamente, estamos en un país que le cuesta mucho apoyar a los medios. Es un álbum del que se pueden sacar perfectamente 6 ó 7 singles”.
Tras una breve presentación, cede el testigo a los protagonistas: Pablo (batería), Rafa (bajo), Antonio (guitarra) y Felipe “Pipe” (voz) nos desvelan los detalles de elaboración de su segundo trabajo de estudio.
La primera evidencia es el salto en cuanto a calidad y composición respecto al anterior disco: “Existe una evolución considerable, tanto en el sonido como en la creación de las canciones” –nos cuenta Antonio, “cantar en inglés nos abrió puertas y nos dio a conocer en más sitios. Tú no eliges la música, la música te elige a ti y entonces estás jodido porque ya no hay quien te saque de eso”. Expresa también su satisfacción en los conciertos: “Somos una banda de directos, nos encanta subirnos al escenario y soltarlo todo en plena actuación. La respuesta del público ha sido estupenda, para nosotros supone una experiencia gratificante tras el primer bolo”.
El primer single, “I will not bow” (No me doblegaré), trata sobre el maltrato y la violencia de género. “Es una lacra social que hay que denunciar” –cuenta Rafa, “Estamos muy comprometidos con el tema.” Nos adelanta que en el disco además “hay un poco de todo, como en toda nuestra carrera: amor, desamor, temas gamberros y divertidos”.
La portada, al igual que el resto de fotos del libreto, corre a cargo del fotógrafo español Juan Pérez-Fajardo, “el fotógrafo del rock” –en palabras de Felipe, “es una imagen captada desde el tren, no estaba pensada para la portada. Refleja calma, asentarse tras los 25 años. Al igual que nuestra música, no buscamos lo complicado ni lo sublime, fluye porque está ahí y hay que disfrutarlo”.
La compenetración durante el proceso de elaboración es clave para su desarrollo. Pablo relata: “Disfrutamos mucho haciendo lo que hacemos, cómo lo hacemos y cómo sale. Cuando nos juntamos tenemos química y eso se nota, en directo la gente lo ve y esa unión hace que todos nos lo pasemos bien. Nos dan ganas de hacer un disco tras otro. Tanto si (el disco) tiene o no repercusión, nosotros seguiremos haciendo canciones”. Felipe añade: “Como pasa en las empresas, cuando tienes un producto bueno y crees en él se vende mucho mejor, y creemos que es el caso de éste disco. Nos gusta el rock, algo que todos aportamos en el resultado”. En cuanto a las influencias: “Es el fruto de cuando empezábamos y escuchábamos a Barón Rojo o a Leño, nos ha entrado el rock por las venas y ése es el fruto de Mathilda. No somos un grupo de solistas e individualidades, nuestra fuerza se basa en la unión como grupo.”
Haciendo referencia al mercado nacional, el nivel de cultura y la piratería, coinciden en que el rock se ha venido abajo en nuestro país tras haber sido pioneros en los comienzos. “Es una lástima pero esperamos, entre todos, poder darle el empujón que se merece” -cuenta Antonio, “...anteriormente, comprábamos cassettes en el rastro. La transformación a digital hizo de la piratería algo muy sencillo. Hoy en día no se le ha puesto un freno severo y habría que saber cómo utilizarlo”.
En cuanto a las letras, de momento no tienen previsto volver al castellano, esperando una mayor difusión internacional, aunque quizá pueda caer algo más adelante.
Confiesan encontrarse en un noviazgo feliz con The Fish Factory, donde esperan alcanzar mercados fuera de España y Europa, aprovechando las redes y canales de la prestigiosa discográfica, proyectando ésa dinámica en zonas más consolidadas como Escandinavia, Estados Unidos o Japón.
En la redacción hemos tenido el enorme privilegio de poder escucharlo (gracias a Elena y José, de TFF).
Desde el potente single de presentación, “I will not bow”, encontramos temas tanto cañeros: “Don regret”, “Just another day”; como melódicos y baladas: “If you’re not there”, “Love don’t Lie”, “Your Forgiveness”, “And I Know it”; incluso las animadas “Black hair queen” o “I gotta feeling”, hacen de éste álbum un trabajo redondo.
Nos encanta “A bitter place”, por esa mezcla de sonido duro y clásico con melodías que nos pueden recordar a grandes como Iron Maiden o Metallica. Lo que está claro es que nos encontramos ante uno de los discos del año, y que los oyentes disfrutarán con él tanto como nosotros.
Mathilda en la web, facebook y twitter. Una producción de The Fish Factory. Fotos y texto: Julio Gómez